Fuiste a la carnicería temprano. Esperaste que te atienda el “Tito” que sabes que siempre te da lo mejor. Asado, chorizos y alguna achura.
Prendiste el fuego, te serviste una copa y arrancaste la jornada que querías. Laburaste toda la semana y de ninguna manera te ibas a privar del día ideal.
Se juntó la familia, lista la ensalada, la mesa pronta.
Mirás la parrilla por última vez y estaba todo ideal. Agua en la boca. La gente esperando. Todos alegres por esa juntada y serviste y te sentaste.
En eso te dispones a probar ese asado que te llevó toda la mañana.
Le faltó sal. Sí, te olvidaste de ponerle sal.
Y todo el domingo se te fue al carajo. El agua en la boca, esperar al Tito, juntar a la familia.
¿Y ahora? Eso te pregunto Nacional. ¿Y ahora?
Si sos jugador y estás leyendo esto. Todo lo anterior era una metáfora para contar lo que nos pasó el domingo. No estuvieron a la altura. No entendieron lo que estaba pasando. Les faltó sal y un poco más.
No, no fue un domingo ideal.