Por Cecilia810
7 May 2018
Cecilia

¿Dónde más ibas a estar Abdón ? Esa copa que lleva tu nombre debía quedarse en casa.

Confieso que ver un partido por televisión y especialmente de este tipo, es de lo peor. Uno lo sufre mucho más y el cronómetro sobre la izquierda de la pantalla es agobiador. Si vas perdiendo vuela, si vas ganando se arrastra. 

Me paro, me siento, me vuelvo a parar, apago la luz, la prendo pfff. Mientras tanto, porque tampoco voy a mentirles, relojeo ese otro marcador quecestá a la derecha y abajo y me dice como va el rival.

Me enfoco en el partido que me importa y uh… erramos uno, dos, tres, cuatro goles. Entonces el corazón arranca a palpitar con más fuerza.

Van unos 60 minutos y desde hace rato vamos perdiendo -en la única jugada de ellos- y a partir de ahí los segundos conspiran. Me alejo de la televisión, hay bocinas lejanas pero los goles no son de este partido. 

De repente pienso en Abdón, en su historia, en su leyenda, en la tribuna que lleva su nombre, y le pregunto en silencio: ¿a vos se te ocurre Abdón? ¿A vos se te ocurre que no seamos nosotros quienes le demos un beso a tu copa, hoy?  Pasan dos o tres segundos y afuera gritos y  bocinas. No quiero prender la radio pero la pelota se mete en el arco y estoy gritando un gol nuestro con el puño apretado y con rabia. Ahora parece que vamos a una definición, pero falta.

Me paro, me siento, me paro de nuevo, ya no prendo ni apago la luz. Le pregunto a mi hija cuanto queda porque miro y no miro. “79 minutos” me dice. La pelota es nuestra pero seguimos uno a uno.

El partido sigue y mientras yo sigo caminando y pensando preguntas. 
¿Te puedo pedir algo Abdón¿Me das otro gol? Uno más te pido, uno.

Pienso en prender la radio para adelantarme al tiempo pero no, me quedo ahí mirando como la tribuna es tricolor, la siento ahí conmigo, pero yo sigo acá preguntando cosas.

Entonces como en un susurro me llegan sonidos callejeros. El gol que le acabo de pedir a Abdón es un “papel” al viento que vuela y me susurra al oído: “¿Viste? No te fallé”.

El reloj se vuele tirano pero al revés. 

Cuatro minutos, pfff… cuatro. La hinchada canta pero en la televisión todo se vuelve lento. El relato agobia y entonces me animo y prendo la radio que me canta, segundos antes, que el partido terminó. Los veo festejar a los nuestros en cancha ajena.

Me acuerdo de la fiesta en casa, de la tribuna llena de luz propia, de los partidos a los que fui y de los que no pude ir. Me acuerdo de cuando empezó el torneo y de que no hay tregua y ya empieza otro pero entonces Abdón,  que estaba acá conmigo caminando y allá en la tribuna saltando, me habla y me dice que me quede tranquila, que los besos a la copa que lleva su nombre son tricolores y que el se va a encargar, cuando la noche esté en silencio, de besarla también. Porque ahora tiene que volar de nuevo hacia allá. 

Y el tiempo entonces vuelve a tener sentido.

Cecilia810

Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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