Por Coco el del camión
12 Jun 2017
DiegoPosadas

Para que esté eternamente presente y para que jamás olvidemos: nunca más.

Un 12 de junio como hoy, pero de 1994, una patota de cobardes mató a Diego Posadas. Fue en la puerta de la tribuna Colombes, unos pocos minutos antes de que empezara el clásico del Apertura de ese año. Yo estaba en el Estadio. Era un botija, claro; pero aun tengo grabado a fuego el lamentable recuerdo de esa tarde. La noticia corrió por los pasillos como reguero de pólvora: primero como rumor, después confirmada. El partido se jugó igual. Diego Posadas tenía dieciséis años. Sí. Dieciséis jóvenes años. Tenía padre, madre, hermanos. Iba al liceo. Le gustaba juntarse con sus amigos y salir a bailar. Y era hincha de Nacional. Ese fue su pecado. Ir a ver a su club, como todos los domingos, con su bandera atada al cuello.

Durante mucho tiempo, la prensa de este país, que hoy se rasga las vestiduras hablando de violencia en el deporte como si esa mierda existiera hace poquito y como si esa mierda hubiera caído desde el cielo en un paracaídas que no puede entender ni explicar, ignoró el asesinato de Diego Posadas. Una y otra vez, eligió mirar para el costado. Los periodistas, salvo honrosas y valientes excepciones, no dijeron nada.

Pasaron casi tres décadas escuchando cánticos que celebraban la canallada y se repetían -y se repiten- en las canchas y también en los casamientos, los cumpleaños de quince y los boliches. Los cantaban -y los cantan- "los inadaptados de siempre" y también los grandes señores de traje y corbata. Una "gracia" que recuerda las lágrimas de la madre de Diego Posadas por el asesinato de su hijo de dieciséis años y que afirma que eso "fue lo mejor que me pasó en la vida". No dijeron nada.

Vieron los volantes que se repartieron en las adyacencias del Estadio antes de un clásico en 2004, a increíble y lacerante modo de festejo por el décimo aniversario de la canallada. Tenían una tumba dibujada y al lado decían "QEPD Diego Posadas - Diez años y?". Tampoco dijeron nada.

Vieron las cartas con amenazas que recibieron varios jugadores de Nacional antes de la disputa de un clásico en 2014, con fotos de Diego Posadas y la leyenda recordatoria de la canallada: "es la gallina degollada". Tampoco dijeron nada.

Aquello, todo aquello, era "folclore".

Hoy, en buena hora, ese silencio ya no es tal. Más vale tarde que nunca.

Por la memoria de Diego Posadas, esa que todos los hinchas de Nacional mantenemos viva desde hace veintitrés años y que mantendremos viva por siempre, en honor a su padre, a su madre, a sus hermanos, a sus amigos y a nosotros mismos, para que esté eternamente presente y para que jamás olvidemos: nunca más.

Coco el del camión


Coco el del Camión

Coco El Del Camión. Una fuerza constructora, obrero de la construcción de la patria del futuro. Talabartero nacido en Bola de Nieve (Abu Dhabi), hoy radicado en Connecticut. Amigo de Carlao. Soldado de Tony Gómez. En 1986 surfié una ola en La Esmeralda, bajo la dirección técnica de Daniel Carreño.




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