Por Cecilia810
12 Jun 2017
Cecilia

De nuevo acá, contigo querido bolso, que esto sigue.

Extrañaba el olor del pasto mojado en la tarde dominguera. Ese olor que no sale por la pantalla de ninguna computadora. Extrañaba el ruido de los altoparlantes y el rugido de la tribuna a mi alrededor.

Hace varias fechas que no estaba acompañado a Nacional. Las vacaciones fuera del terruño y las distintas circunstancias de trabajo  me llevaron a que, hace tiempo, no estuviera en mi lugar.

El domingo volví y el frío cruel de la tardecita no fue excusa. El Bolso se extraña y más cuando juega en casa y todos los que alguna vez hemos visto un partido a la distancia luchando con Internet y con el vacío de los kilómetros -y además el cambio horario- apreciamos poder ser parte en vivo. Y en directo, lo que no es poco.

No nos fuimos contentos pero la sensación de que el segundo tiempo pudo haber traído otro resultado también nos lo llevamos a cuestas, como el frío. De todas maneras pudimos haber ganado con un poco más de eficacia. Pero también, si miramos fríamente la cosa, el empate fue justo.

Extrañaba el murmullo y los comentarios al bajar la escalera, y aprecié no tener que andar buscando conexiones para poder ver a Nacional. Estabas ahí, una vez más… como tantas y tantas veces.

Hace unos días, en medio de una calle lejana y antigua, me encontré con un señor paseando con un escudo de Nacional en su campera. Nos dijimos “¡vamo el bolso!” y seguimos cada uno su ruta con la sensación de estar un poquito más cerca en la distancia.

El domingo volví a encontrarme con miles de camperas y sus escudos. Si hubiéramos ganado hubiera sido perfecto. Fue casi pero las circunstancias de juego son así, a veces jugando bien no se puede. Pero me llevé en la retinas el avance de la casa, el amalgama de lo nuevo y lo viejo. Eso viejo y nuevo que nos pertenece. También me volví a encontrar con la mediocridad que rodea a un sistema de arbitraje obsoleto. Pero eso ya es tema de otros debates.

De nuevo acá, contigo querido bolso, que esto sigue.

Cecilia810

Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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