Por Manoel Castanho
4 Mar 2017
Manoel

“Ayudamemoria” y reflexiones sobre los últimos hechos.

Al prender la televisión para ver el partido, apareció la información de que Nacional vs River Plate podría suspenderse por agresión a un funcionario de recaudación. Mientras se mantenían reuniones, tenía la esperanza de que el partido se jugara, tal como ocurrió en abril de 2016 contra Fénix. Al fin, pesó la intención de la intergremial y se suspendió.

En un primer momento, uno puede pensar algo “conspiratorio” e imaginar que lo sucedido fue algo intencional, para perjudicar al club. Al fin y al cabo, el espectáculo deportivo no estaba en peligro (se aceptan argumentos en contrario). Por otro lado, había una vulnerabilidad que podría ser aprovechada. Pero también es verdad que a veces se demora en aceptar cuando una cosa así ocurre en nuestra vereda por aquello de “mira qué distintos somos”. Y lo cierto es que existió un incidente.

De todas maneras, todavía no está claro qué sucedió exactamente el domingo, la gravedad de la agresión.

De todos modos, está instalada la presión para que Nacional pierda los puntos en juego. Al fin y al cabo, existe el sentimiento de que “si Peñarol fue castigado en el clásico de la garrafa, Nacional también debe serlo”. Según este sentimiento, si pasa cualquier cosa diferente de esto es porque “nos están cocinando”.

Nacional vs Villa Española

La situación, de alguna manera, hace recordar lo que pasó cuando Líber Prudente suspendió el partido de Nacional contra Villa Española en 2008 amparado en el reglamento interno del Colegio de Árbitros. El Tribunal de Penas emitió un fallo en tiempo récord, Nacional apeló, pero una corriente defendía que el tema debería pasar al Tribunal de Apelaciones y otra decía que el ámbito adecuado era el Tribunal de Contiendas. Finalmente fue el último quien determinó que, luego de tres meses de idas y vueltas, el partido se jugaría.

Durante el trascurso de estos tres meses, hubo todo tipo de presiones. Gervasio Gedanke (Peñarol) disparó bravatas diciendo qué haría su club “si los tribunales no fallaban como deben”. Por hechos sucedidos en los exteriores, a tres cuadras, Nacional fue castigado con el cierre del Parque Central por cinco partidos.

Cortina de humo

Aquel episodio contra Villa Española sirvió como cortina de humo para algo bastante más grave que había sucedido antes: en el estadio Charrúa, donde Racing jugaba contra Peñarol, hinchas del último tiraron piedras contra los funcionarios de recaudación. En silencio, el club fue castigado con 250 unidades reajustables. Curiosamente, el fallo destacó la falta de colaboración de las autoridades policiales [1].

Durante esta semana pasada, el hecho que domina la prensa deportiva es el futuro del partido Nacional vs River Plate. En la semana anterior, era el peso de Rodrigo Amaral y los problemas con su representante, provocando el enojo de Martín Lasarte en un momento que Nacional respiraba tranquilidad. Todo esto tapaba un hecho interesante: Damiani pidió que Andrés

Cunha no vuelva a arbitrar partidos de Peñarol. Las redes sociales trataron de recordar los dichos del mismo Damiani luego de aquel clásico en lo que Forlán no expulsado; a mí me gusta más recordar la ocasión en que dijo que Peñarol nunca se queja de los árbitros y vale la pena volver a leer lo que se publicó el año pasado en decano [2].

Pasaron cosas importantes

Damiani concedió una entrevista esta semana [3] y dijo muchas cosas interesantes. Primero de todo, dijo que quería la solidaridad de todos los actores cuando tuvo que lidiar con episodios de violencia dentro de la barra de su club. Fiel a su estilo, aprovecha para pegar a Nacional (y si es en el piso, tanto mejor) ahora que ocurrió un incidente y que no se jugó un partido, pero quiere solidaridad…

Por cierto, hablando de este incidente y del pasado, dijo que “tendrían que juzgarse de la misma manera los hechos y después legislar”. La única forma de juzgarse los hechos es, como dicen los italianos (y no es un homenaje), “con il testo, non la testa”. Con la letra del reglamento. Uno puede argumentar que, con el incidente habido en clásico de la garrafa, Peñarol ofreció jugar un nuevo partido en el Parque Central teniendo apenas público de Nacional, y no se aceptó esta oferta – pero esto no fue un gesto de buena voluntad, sino un acto desesperado de quien sabía que tenía los reglamentos en su contra.

El italiano aprovechó para menospreciar el último título de Nacional (y de paso mentir sobre la cantidad de campeonatos uruguayos ganados por su club): "en el primer semestre de 2016 Peñarol inauguró un estadio increíble y ganó su 50º Campeonato Uruguayo, no un Uruguayo Especial, pero para algunos es más importante un Uruguayo Especial y accidentado”. Se queja de la prensa que habla de crisis, pero el equipo arrancó 2017 en zona de descenso (nota: las tablas de descenso desaparecieron de todos los sitios deportivos, excepto de la radio Espectador) y, tras un nuevo empate, tuvo que utilizar la fuerza de sus argumentos y exigir que Cunha no vuelva a arbitrar partidos de Peñarol. Dicha habilidad retórica fue exhibida con enorme eficiencia por Edgar Welker en 2012 y, además de alejar un árbitro indeseado, sirvió para influenciar a muchos otros [4].

La joya de la corona es cuando Damiani dice que “las cosas importantes en los últimos 20 años pasaron en Peñarol: un quinquenio, un 5 a 0 y llegar a la final de la Libertadores”. Pero estas no fueron las únicas cosas importantes que pasaron allí. También pasó que el club fue transferido de padre para hijo “por herencia” y, al morir el Contador, asumió un presidente de facto que se llamaba “coordinador institucional”. De un club cuyos juveniles tomaban agua de pozo y compartían camisetas entre varias divisionales [5]. O de la final de un campeonato uruguayo que terminó cuando una ambulancia tuvo que entrar a la cancha para escapar de agresiones que venían desde la tribuna Ámsterdam. Podemos hablar de un quinquenio de no participaciones en la fase de grupos de la Copa Libertadores, o de un clásico de verano que terminó fuera de tiempo porque la hinchada derrotada tiraba piedras. Podemos hablar de los Panamá Papers, o de la violencia reciente, incluso del pagamento de 60 mil dólares a barrabravas para grabar la película Manyas. Pasaron muchas cosas importantes en Peñarol.

Junior Arias

En una conferencia de prensa, el jugador Junior Arias fue consultado sobre la suspensión del partido entre Nacional y River Plate. Arias quiere que “se tomen las mismas medidas que se tomaron con Peñarol, porque es violencia y ya ha pasado”. Lo mejor es que se cumplan los reglamentos, pero me siento muy, pero muy tentado a apoyar lo que dijo Arias.

Porque, si permiten ser irónico, quiero que se tomen las mismas medidas que se tomaron con Peñarol en 2012, cuando el equipo ganaba un torneo Apertura, se generaron incidentes y la situación salió de control de tal manera que al final los líderes de la barra escoltaron a los policías. Y si viene una diputada a defendernos y decir que no hay violencia cuando ella está, tanto mejor.

Quiero que la punición sea la misma de cuando ocurrió el episodio de los heridos de arma blanca en 2008, cuando el diario El País publicó las fotos del incidente pero los demás medios callaron. Quiero que una eventual quita de puntos por impedir que se termine un partido – ojalá no haya nunca incidentes que lo ameriten – sea realizada apenas en la tabla anual, sin cualquier otro perjuicio, o que la pena sea la misma de cuando la hinchada de Peñarol tiró piedras en un clásico de verano.

Opinión

La medida de suspender el partido fue exagerada. Primero, porque el espectáculo deportivo no estaba en riesgo; segundo, porque el agresor fue identificado (¿fue detenido?) y puede responder de forma individualizada por lo que hizo y pagar la pena impuesta por la sociedad. Fue una decisión que siguió un protocolo de la intergremial, pero fue exagerada.

Está bien que se quiera proteger al funcionario agredido, transmitir un mensaje de que este tipo de agresiones no se aceptan, solidarizarse con él. Pero al actuar de esta manera, también son afectadas miles de personas que hicieron las cosas bien y que querían apenas ver un partido del equipo de sus amores. Siempre que sea posible, y evidentemente que no a cualquier precio, el espectáculo debe continuar. Si no hay un peligro más grande, si la situación está controlada, que pague el que debe pagar y que se juegue.

Uno de mis primeros artículos en decano.com, publicado en marzo de 2009, se llamaba “De botellazos y sanciones” [6, está en los comentarios del foro], explicando cómo se hizo en Brasil para terminar con el tema de los objetos tirados a la cancha. El club quedaba responsable y se jugaba con portones cerrados – excepto cuando el culpado era entregado a la policía para responder de forma individual por su mala conducta. El fútbol de Brasil tiene muchos otros problemas relacionados a violencia que felizmente Uruguay no padece, pero en este caso específico la medida fue bastante exitosa.

Manoel Castanho (Periodista)

Lista de links [1] http://www.lr21.com.uy/deportes/333652-penarol-fue-multado-con-250-ur-por-los-incidentes-del-charrua [2] http://www.decano.com/columnas/3767/los-que-nunca-se-quejan [3] http://www.futbol.com.uy/contenido/Damiani--deben-juzgar-de-la-misma-manera-los-hechos-y-despues-legislar--335999 [4] http://www.republica.com.uy/penarol-tambien-lo-gano-en-la-cancha-de-afuera/233042/ [5] http://www.180.com.uy/articulo/2692

[6] http://www.forobolso.com/foro/viewtopic.php?t=15305&start=260

Foto: subrayado.com.uy


Manoel Castanho

Nacido en Rio de Janeiro, Manoel Castanho es periodista graduado por la Universidade de Brasilia. Hincha de Nacional por iniciativa propia desde los 10 años de edad, aprendió a amar la rica historia del club y estudia todo lo que cae en su mano para conocerla mejor. Su único vínculo con Uruguay es el amor por Nacional y gracias a esto tiene dos millones de amigos.




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