Por publico.es
19 Dic 2014
Futbolistas

Fernando Soriano es jugador del Almería de España. Puede ser un ejemplo de lo que le sucede a cualquier jugador profesional que no llega a salvarse económicamente.

Soriano es actualmente jugador del Almería de la Liga Española de Fútbol, dice que su salario no es como el que aparecen en los diarios de algunos de sus colegas. Sabe que el trabajo que tiene ahora terminará a los 35 o 36 años y piensa mucho en qué hará en el futuro, que  es mucho más tiempo que el recorrido como futbolista profesional. Se generaliza que los futbolistas ganan fortunas, pero la inmensa mayoría de ellos tienen las mismas dificultades que cualquier persona, con el agravante que saben que su trabajo terminará cuando lleguen a los 35 años de edad.

Compartimos la nota del portal publico.es a continuación:

Soriano: "A los 35 o 36 años, cuando deje el fútbol, me quedaré en paro"

En su estación final como futbolista, es un hombre inseparable del futuro, el lugar en el que pasará el resto de su vida. Así se presenta Fernando Soriano (Zaragoza, 1979), el futbolista del Almería que no admite "la vida del futbolista en una burbuja". Por eso la conversación con él rebasa al jugador de fútbol. Se centra en el hombre y en el padre de familia que hoy no tiene problemas para llegar a fin de mes, "pero mañana sí puede tenerlos". De ahí la prudencia con la que se maneja, incluso en noches como la de este viernes frente al Madrid. Las cámaras lo alumbrarán como uno de los rivales del líder. "Pero a mí eso no me descentra. Para mí, este partido es como cualquier otro. Lo único que lo hace diferente es el entorno". "De hecho", le interpela al periodista, "si no jugásemos frente al Madrid usted no me hubiese llamado a mí".

Lo cierto es que hoy estoy en Almería para conocer a un futbolista de la clase media

Bueno, yo más bien diría de la clase media baja.

¿Y cómo es esa vida?

Es una vida de lo más normal. Mi sueldo no se parece a los que aparecen en los periódicos. Tengo tres hijas a las que llevo y voy a recoger al colegio, a las actividades extraescolares, a las que ayudo a hacer los deberes... Ayudo a mi mujer a hacer la compra cuando vamos a Mercadona o a Carrefour, dependiendo el día... No sé qué más quiere que le cuente. Supongo que, por encima de un futbolista, soy un padre de familia. Esa idea está muy interiorizada en mí.

¿Tiene problemas para llegar a fin de mes?

Ahora mismo, no. Pero con 35 o 36 años, cuando tenga que dejar el fútbol, me quedaré en paro. Tendré derecho a dos años de prestación. Nadie se acordará de los años que llevo cotizados ni de lo que he pagado a Hacienda todos estos años. La ley es igual para todos. Pero yo sé que me quedaré en paro. Entonces dejaré de ser el privilegiado que puedo ser ahora. El patrimonio que he hecho en el fútbol estos años no me permitirá vivir de las rentas.

Será muy joven para aspirar a vivir de las rentas, ¿no le parece?

Claro que sí. Por eso me hago esa pregunta: ¿qué será de mí? Por eso me he preparado. Por eso he terminado mi carrera universitaria. He hecho caso a mis padres cuando me decían que no tenía donde elegir en mi vida. Mi padre siempre insistía que fútbol y estudios eran inseparables. Fue tan obstinado con esa idea que no me olvidaré nunca de ella. Él fue el responsable de que diese tanta importancia a la formación. No quería que me pasase algo y me quedase sin nada. El fútbol es muy incierto, me decía entonces.

A nadie le gusta trabajar en el andamio

No lo sé. Nunca trabajé. Pero si supiera hacerlo ¿por qué no iba a gustarme? Podría sentirme realizado. Al final, es de lo que se trata en la vida. Hay que luchar por un sueño, pelear por él. Yo quise ser futbolista y acepté sacrificarme por ello. Tuve que hacerlo. Hoy, puedo decir que lo conseguí. He hecho una carrera muy normalita, pero que a mí me satisface. Me permite tener la conciencia tranquila.

¿Sobrevivió a la vanidad del futbolista de elite?

Al final, el fútbol es un deporte de equipo. La vanidad no tiene mucho sentido. Al menos, yo no se la veo. Pero si alguna vez me atacó supe rodearme de gente como mis padres que me pararon los pies. Mi padre es químico y mi madre profesora. No consintieron que me equivocase ni siquiera con mis primeros sueldos, que eran muy altos para mi edad. Pero entonces ellos me ayudaron a diferenciar entre lo prescindible y lo imprescindible.

¿Qué coche conduce ahora?

Un Audi que ya tiene nueve años y que lo compré cuando nació mi segunda hija. Fue caro, sí. Pero no compré un modelo. Compré seguridad para mi familia. Yo soy de Zaragoza y vivo en Almería. A lo largo del año, pasamos muchas horas en la carretera para ir a casa. Y esa seguridad no se puede negociar, aún menos con tres niñas pequeñas.

¿Cuál fue el mayor derroche que vio en un vestuario?

He visto. Claro que los he visto. Pero ¿quién soy yo para juzgarlos? He visto gente que, por ejemplo, se ha gastado en comprar un reloj lo que yo no me gastaría nunca. Pero a lo mejor ellos se gastan menos dinero del que me gasto yo en salir a comer fuera con la familia. Cada uno busca la felicidad a su manera. Es algo que hay que respetar. No puedes juzgar alegremente a nadie. En el fútbol he convivido con tanta gente que es lo primero que nunca olvidaré.

Cada día que pasa es uno menos para dejar de ser futbolista. ¿Eso es un problema?

"Hay gente que me dice que me olvide, que no piense tanto en el futuro, porque no sé si me voy a morir mañana pero yo soy incapaz de hacerlo"Sí, y muy importante. Sobre todo, mental. No sé dónde va a ir mi vida. Desconozco qué será de mí. Hay gente que me dice que me olvide, que no piense tanto en el futuro, porque no sé si me voy a morir mañana. Pero yo soy incapaz de hacerlo. Veo que en breve voy a tener que dejar un trabajo como el de futbolista. Me acuerdo cuando tenía 22 años y escuchaba a los veteranos decir que "la carrera de futbolista pasaba en un suspiro". Me parecía una locura lo que decían. Hoy, admito que llevaban toda la razón, y me molesta. Pero no puedo hacer nada. El tiempo ha pasado.

¿Por qué da tantas vueltas a la cabeza?

Porque el trabajo de futbolista no es perfecto. Si lo fuese, no tendría fecha de caducidad. Yo podría ser futbolista toda mi vida. Me levantaría para ir a entrenar todos los días. Me podría parecer a mi hermana, que trabaja en una bodega. Allí, es tan feliz como soy yo de futbolista. La diferencia es que ella sabe que hasta que se jubile no tendrá por qué dejarlo, si no ocurre nada. Sin embargo, yo ya estoy pensando donde viviré dentro de dos o tres años, si quedarme en Almería donde llevo tantos años, si volver a Zaragoza o en que será lo mejor para las niñas. Son preguntas que inquietan, que me inquietan.

¿Qué futuro quiere para sus hijas?

"Sólo quiero que mis hijas sean felices con lo que tengan, estudien una ingeniería o se queden de cajeras en un supermercado"Nada especial. Sólo quiero que sean felices con lo que tengan, estudien una ingeniería o se queden de cajeras en un supermercado. Si ellas son felices, yo habré cumplido como padre. Por eso ahora quiero que valoren lo que tienen. No me gusta darles caprichos. Además, ya se los da mi mujer. Yo soy el malo, el que quiere convencerles de que el mundo es muy difícil. La competencia es salvaje en cualquier sector. Encontrar un trabajo es muy difícil. Por lo tanto, hay que interiorizar esas dificultades pronto, cuanto antes.

¿Ser feliz es tan difícil?

A nivel futbolístico, sí. Un año malo afecta, incluso, a nivel familiar. Es muy difícil separar el trabajo de lo emocional. Al menos, en una profesión como ésta. No sé lo que le pasará a usted si hace un mal artículo. Pero yo bajo a la calle y el día que pasa siempre hay alguien que me recuerda si he jugado mal. Esas cosas afectan. Al menos, a mí, que ya ha visto como soy...

¿Qué sería de usted en el vestuario del Madrid?

No tengo ni idea. Nunca tuve nivel para estar allí. Por eso jamás encontré a nadie que me hiciese esa pregunta hasta hablar con usted.

Hay que hacer preguntas nuevas

Sí, no cabe duda, y no me molesta. Al contrario. Pero quiero que me entienda. Es como si yo le pregunto a usted que sentiría al entrevistar a Obama, y lo más probable es que no pueda hacerlo o que le quede muy lejano. Por eso huyo de cosas que no están a mi alcance ni nunca lo estarán. He luchado. He cumplido mi sueño en el fútbol. Llegué hasta donde podía. Así que el día que llegue otra etapa a mi vida, procuraré volver a estar a la altura.

Alfredo Varona

publico.es

Foto: diarioam.es





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