Por Juan José Melos
15 Jul 2016
1950

El 24 de Diciembre de 1950 se jugó el clásico de la 2ª rueda del Campeonato Uruguayo de ese año, a la sazón penúltima fecha del torneo.

Nacional llegaba al mismo con un punto de ventaja sobre Peñarol y la instancia era prácticamente una final, ya que se presumía que ambos sortearían exitosamente sus compromisos de la siguiente y última jornada. 

El año había sido muy difícil para nuestro equipo, acosado por lesiones igual que la temporada anterior. 

La ausencia de Walter Gómez, un fuera de serie sancionado duramente desde la temporada anterior, y de Raúl Pini, seducido por las ofertas económicas del fútbol pirata colombiano, le habían restado al equipo que cerraba la década del 40, dos jugadores capaces de figurar en cualquier selección nacionalófila o uruguaya de todos los tiempos. 

Atilio cerraba su campaña en el club con 6 goles en 10 partidos por el Uruguayo, mientras que se recuperaban de las lesiones que les habían impedido integrar la selección los jugadores Cajiga y Orlandi. 

Los campeones del Mundo no habían retornado en su mejor forma y fue necesario ascender al joven y talentoso Javier Ambrois, para sustituir a Julio Pérez. 

El “Marqués” Washington Gómez, hermano mayor de Walter, asumió el puesto de centre-half en lugar de Rodolfo Pini y en las últimas 7 fechas el argentino Peñalva entró al arco por Aníbal Paz. 

El rudo zaguero Walter Holdoway ocupó el sitio de Tejera como back izquierdo, pasando el ya consagrado y polifuncional José Santamaría como back central. 

Pero la contratación que sacudió el ambiente fue la incorporación del crack argentino Rinaldo Martino, un exquisito jugador que asumió la conducción del ataque en lugar del gran “Bigote”. 

Así planteadas las cosas, llegamos al clásico de marras, en el cual el incomparable “Mono” Gambetta saltó a la cancha como back izquierdo, mostrando su reconocida polifuncionalidad y adhesión a la causa. 

Con todos los nombrados tendríamos sobradas razones para pensar en una victoria, pero esa fue la tarde de José García, notable número 10 argentino que ya ocupaba una plaza en el equipo desde hacía varias temporadas. 

Apodado “Miseria” por su esmirriado físico, García “bailó” a la defensa aurinegra y en especial a Obdulio, que debió haber soñado con él. 
Coronó su actuación convirtiendo los dos goles que tuvo el partido, siendo su actuación recordada por mucho tiempo por los aficionados. 

El 24 de Diciembre de 1950, Nacional se consagró Campeón en el país Campeón del Mundo, legítimamente, superando todas las adversidades y dejando en el “arbolito” de cada nacionalófilo el mejor regalo que ellos podían pedir : triunfo clásico y título de campeón. 

Jugaron esa tarde: Peñalva; Santamaría y Gambetta; Roldán, Gómez y Cajiga; Roselló, Ambrois, Martino, García y Orlandi. DT: Enrique Fernández. 

Juan José Melos





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