Por Recibimos y publicamos
15 Set 2013
Cecilia

Me banco caminar las cuadras que van desde camino Maldonado con un frío que me hiela los huesos.

Me banco  haber salido antes del cumpleaños donde estábamos para llegar a tiempo, aún a sabiendas de las demoras que habría en la entrada.

Me banco que me revisen la cartera y esperar en el primer vallado que la fila de hombres avance, cosa bastante difícil ya que la revisación parece ser que incluye revisación dental, oftalmológica…ah no…solo es cacheo y mirar las billeteras, y debajo de los gorros…obviamente a un paso cansino inversamente proporcional a lo que resta de tiempo para comenzar ( léase cuanto más cerca del pitazo inicial más lento se revisa )  lo cual hace que se amontone gente de un lado esperando a la del otro. Se ve que en materia de seguridad es lo más moderno que hay…

Me banco caminar otra cuadra más y de nuevo encontrar otra cola en la puerta de la tribuna de la palmera, la cual supongo irá más rápido que la anterior considerando que ya hubo cacheo previo… pero no….acá la consigna es “camperitas  abiertas y gorro afueraaaa” en una fila amontonada …. lo cual hace que un señor detrás de mí mientras escucha el comienzo inminente del partido diga…”che por favor…cuatrocientos mangos pagamos, se pueden apurar…” mientras  miramos con mi esposo a un ágil joven que se trepa desde afuera del muro y entra por un agujero del tejido,  y avanzamos cual película de rehenes de guerra otra vez  a nuestro turno de ser revisados.

Me banco haber llegado a la tribuna en cuestión con el partido recién empezado. Para peor ni bien entro a la cancha lo primero que escucho es;”¿ya estás haciendo los mandados no? lo cual me deja un poco inquieta y con una sensación de que algo raro  va a pasar. No es intuición femenina, es puro y simple miedo al fallo arbitral.

Me banco tener que verlo de pie porque en definitiva la situación y el clima lo ameritan además está bueno ya que como cada vez llevas menos cosas para que no te las revisen tampoco se te pueden caer.

Me banco que los cincuenta de enfrente me griten algo después del gol de ellos porque igual no les entiendo.  

Me banco que me cobren una entrada de teatro pero no haya un baño a la altura del precio de la misma.

Me banco que  el señor  enojado detrás de mí  vocifere y me empuje casi para ir hasta el alambrado a gritarle al señor árbitro que se vaya, ustedes elijan el destino,  después de la roja a nuestro número cuatro. Pero mijo ….¿A dónde se va ir? No ve que no terminó el trabajo todavía  …pienso para mí mientras me cuestiono como los zagueros a veces se regalan así en jugadas que  vaya a saber si  terminan en gol…y al cuete porque en el partido que viene no va estar…

Me banco que el mate haya durado solamente un  tiempo.

Me banco estar más cerca de los de la cabecera de enfrente ya que nos cambiamos para ver el ataque tricolor en el segundo tiempo, mientras un conocido comunicador de tv hace lo mismo unos pasos delante.

Me banco que en el segundo tiempo haya otro señor de gorra y campera de cuero que abre los brazos cada vez que hay un error arbitral o un mala jugada ( imagínense…) y que explota hasta quedar rojo como un tomate cuando el juez decide que la amarilla es suficiente para una jugada peor a la del primer tiempo pero  que  además combina más con su indumentaria  ese color y entonces el señor baja y sube el escalón gritando a más no poder “ Esto es una vergüenza….esto es una verguenzaaaa….dirigentes apunten, tomen nota.,,,,” mientras mira alrededor buscando en vano a la dirigencia en cuestión encontrando solamente nuestras miradas.

Me banco que la impotencia de ver cómo pasaban los minutos me haya permitido de todas formas el tiempo de una sonrisa al igual que a muchos en la tribuna y en especial al comunicador de tv, al escuchar un lamento que desde arriba  dice: Ay Pichón,,,, ¿dónde estáaas? mientras cae el partido en una especie de letanía acompañada de una lluvia helada aumentando aún más el momento gris de la tarde.

Me banco que el locutor de la cancha en vez de informar haga una arenga partidaria.

Me banco que hayamos jugado algo solamente un tiempo del primer tiempo  y después el juego haya entrado en una especie de vorágine loca de errores y malas decisiones, las cuales acompañas de las malas sentencias arbitrales conformaron una mezcla complicada y tendenciosa y donde hasta Cavallini, jugador que me encanta por cierto, pagó el precio en los trece minutos que estuvo y le costó un gol anulado vaya a saber uno (el señor que falló supongo lo sabrá…) el por qué.

Me banco caminar las largas cuadras de vuelta bajo la pertinaz llovizna de la tarde con los pies congelados y la cabeza caliente, mientras veo a la enorme columna tricolor que tranquila pero con el corazón a mil  y seguro la cabeza como yo, va precediendo nuestros pasos

Me banco haber perdido tres puntos en cancha ajena, haber jugado mal aunque no deberíamos por la calidad de jugadores que tenemos y hasta  haber sido notoriamente perjudicados. Hasta me banco lo poco que pateamos al arco y que el técnico y yo tengamos diferencias de criterio con la sutil diferencia que él es el que tiene el poder de mando y la experiencia.

Lo único que no me banco es que alguien dude que mi amor a estos tres colores  pueda estar en duda. No hay necesidad de probarlo con partidos como estos. Pero si hay que hacerlo me la banco.

Cecilia810


Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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